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miércoles, 9 de diciembre de 2009

LA ESCUELA SOCIALISTA

Se da en el periodo de Cárdenas. La educación socialista buscaba la unificación de las clases, buscaba el desarrollo integral del sujeto (planteaba la acción), a la vez que se les dio el respeto a los grupos étnicos. Era una escuela dogmática, ya que se daba la imposición de ideas o conocimientos, aunque también, es en esta escuela que se establece o promueve la enseñanza de los oficios y de las pequeñas industrias.
Dentro de la escuela primaria socialista debía tener las siguientes características: obligatoria, gratuita, de asistencia infantil, única, coeducativa, integral, vitalista, progresiva, científica, desfanatizante, orientadora, de trabajo, cooperativista, emancipadora y mexicana.
Dentro de este periodo (cardenismo) se crea el IPN y la SEP, ésta última se hace cargo de la educación de forma nacional. A la escuela socialista también se le conoce como la escuela del proletariado.

LA ESCUELA RACIONALISTA


La escuela moderna de acuerdo a las ideas del personaje Francisco Ferrer Guardia, era la escuela de la razón, estaba en contra de la escuela cárcel o escuela autoritaria, la cual limitaba el desarrollo de conocimientos individuales. Dentro de las características de la escuela moderna se promovía el excursionismo, ya que con ayuda del medio se obtenía el conocimiento, a partir de la observación y razón, esto, apegado a las ciencias sociales.
La religión no debía interferir en este proceso. El maestro por su parte debía ofrecer a sus alumnos los conocimientos pero no sus pensamientos y, los materiales para trabajar se tomaban del medio.
La escuela racionalista niega una confrontación directa o la intervención del Estado, puesto que estaba en contra del Estado y de la iglesia. Se ofrecían talleres a los adultos, lo que se conocía como lunes rojos y sábados y domingos colorados. En cuanto a la educación que se le ofrecía a los adultos, era con el fin de elevar el nivel cultural del sujeto.

miércoles, 7 de octubre de 2009

REFORMAS AL ARTÍCULO TERCERO


Después de haber quedado establecido el artículo 3° dentro de la constitución, sufrió algunas reformas, modificaciones que sobrellevaron a cambios dentro del aspecto educativo. Carranza, fue uno de los personajes destacados por su forma de pensar, ya que él pensaba y difundía que la educación debía ser libre y laica. Lo primero se entiende como una instrucción autónoma e inconmensurable en todos los aspectos, dicho de otra forma, se buscaba una enseñanza abierta a toda concepción, es decir, la educación impartida debía ser universal, sin tomar en cuenta limitaciones. En cuanto a la laicidad, se refiere a que la escuela no tenía que ser un espacio de adoctrinamiento o que tuviera inclinación hacia la religión, con ello se buscaba infundir una completa libertad de pensamiento o de creencias en los sujetos.
La primera reforma (13/12/1934), se llevó a cabo durante el periodo de gobierno del presidente Lázaro Cárdenas, impulsada por diputados del Partido Nacional Revolucionario (PNR). Mencionaba que la educación impartida por el estado debía ser socialista y quedar excluida totalmente de la fe religiosa. Tenía que basarse en la verdad científica y a la vez promover la solidaridad y unión social de los pueblos.
La segunda reforma (30/12/1946), la propuso el mismo presidente Miguel Alemán Valdez. Incluía desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentar en ellos el amor a la patria, la conciencia de la solidaridad internacional, la justicia y la independencia. Debía ser ajena a toda doctrina religiosa, a la vez que debía luchar contra la ignorancia, la incertidumbre y fanatismo. En este caso, la educación deja de ser socialista.
La tercera reforma (09/06/1980), la ideó el presidente José López Portillo. Establecía la autonomía de la educación superior, dándole facultad y autonomía y responsabilidad de gobernarse a sí misma y para sí. Su tarea era la investigación, educar y difundir la cultura de acuerdo a los principios del Art. 3°, respetando la libertad de cátedra e investigación y difusión de ideas.
Luis Dantón Rodríguez, diputado del PRI, realiza la cuarta reforma al artículo tercero (28/01/1992), estando en la presidencia Carlos Salinas de Gortari. Para ello, proponía que la educación debía ser laica. Buscando evitar que la educación oficial privilegie a alguna religión o promueva el profesar una religión. La educación estaría destinada a campesinos y obreros. Las instituciones privadas para poder funcionar debían tener la autorización de la federación y a la vez apegarse a los planes y programas vigentes.
La quinta reforma (05/03/1993) es llevada a cabo durante el sexenio del antes mencionado, donde se establecía que la educación que impartiera el estado debía abarcar preescolar, primaria y secundaria; a sí mismo, debía atender sus modalidades y niveles. Dentro de estos se consideraban los siguientes: educación inicial e indígena, educación preescolar e indígena, primaria general e indígena, secundaria técnica, general y telesecundaria. Debía atender además la investigación científica y tecnológica y atender el desarrollo de la cultura. La educación primaria y secundaria tenía un carácter obligatorio.
Durante el sexenio del presidente Vicente Fox Quesada se efectúa la sexta reforma (12/11/2002), donde destaca lo siguiente. La educación que imparta el estado, federación-estado y municipio, estará compuesta por inicial, preescolar, primaria y secundaria. El estado promoverá todos los tipos de modalidades y niveles, incluyendo la educación superior, necesarios para el desarrollo de la nación. La educación básica y obligatoria consta de tres niveles: preescolar, primaria y secundaria.

lunes, 14 de septiembre de 2009

El gran periodo constructivo del movimiento educacional de México surgido de la Revolución. Rafael Ramírez

El movimiento educativo del México revolucionario impulsado por Vasconcelos trajo consigo varios cambios. En primera se atendió la economía de la población rural y se le dio educación a los indios y mestizos que vivían en el campo. Después que la Revolución azotó al país, los ciudadanos reclamaban la redención de los indios y de los mestizos que vivían en las áreas campesinas; es decir, la devolución de sus propiedades rústicas que les habían sido arrebatadas, al igual que la instrucción.
En 1912, en virtud de una Ley Federal dictada el año anterior, comenzaron a aparecer las primeras escuelas destinadas al campo. En estas escuelas solamente se enseñaba “a hablar, leer y escribir el idioma castellano y a ejecutar las operaciones fundamentales y usuales de la aritmética”. Para que el sistema de estas escuelas pudiera desenvolverse, fue necesario que el Congreso votara, en 1911, una ley de Educación de alcances nacionales, obligatoria para toda la república. Con la Ley Federal de Instrucción Rudimentaria, las escuelas creadas se llamaron rudimentarias, debido a que sólo habían sido concebidas para alfabetizar e impartir los rudimentos de la instrucción. Pronto, México se convenció de que estas escuelas simplemente alfabetizadotas eran inútiles. No era ésta la escuela que el indio y el mestizo de las áreas rurales necesitaban, porque con ella y sin ella la vida de miseria y de incultura que llevaban seguía permaneciendo en el mismo plano inferior en que se encontraba.
Sin embargo, estas escuelas aportaron una contribución valiosa al progreso cultural del país, ya que fueron a provocar anhelos de redención material y cultural y a estimular intereses y aspiraciones espirituales en las almas adormecidas de los mestizos e indios que vivían en las áreas rurales del país. También ayudó a decidir el tipo más adecuado de escuela rural que debía erigirse en México en los años posteriores…
Aquí sobresale el interés de que la educación llegara a los sitios más recónditos del país, es decir, educar o instruir a los indios y lograr un cambio en la sociedad y para la historia.

sábado, 5 de septiembre de 2009

LOS MAESTROS EN LA REVOLUCIÓN (1910- 1919) ALBERTO ARNAUT


“La revolución mexicana interrumpe el proyecto educativo porfiriano, particularmente en lo que se refiere a la centralización de la enseñanza primaria y a los esfuerzos que pretendían homogeneizar al magisterio mediante la unificación de los planes de estudio en la enseñanza normal”.
La participación de los maestros durante el movimiento armado fue muy diversa: la mayoría de los maestros no intervino en la política y continuó desempeñando sus funciones sin importar el gobierno para el que trabajaran; algunos fueron víctimas de la política y padecieron desde el retraso temporal o indefinido de sus sueldos hasta el cese por haber colaborado con el enemigo.
En 1917 se suprime la SIPBA y las escuelas primarias se transfieren a los ayuntamientos del distrito y de los territorios federales. Durante la Revolución, la política para formar maestros fue una continuación del régimen porfiriano, aunque con algunos cambios importantes.
Al principio, el cambio más notable fue la interrupción del antiguo proyecto para federalizar la enseñanza primaria, uniformándola en todo el país mediante la centralización, las asambleas nacionales de instrucción pública y el acuerdo entre el gobierno federal y los gobiernos de los estados. El proyecto federalizador incluía la enseñanza normal como parte de la estrategia para construir un sistema nacional de educación primaria.
La interrupción del proyecto federalizador o uniformador de la enseñanza normal no fue el único cambio que introdujo la Revolución, también encontramos algunos intentos para reorientar la enseñanza normal, como los planes y programas de estudio. En general, se buscaba una enseñanza normal mucho más comprometida con el pueblo y con la revolución.
Sobresale por su persistencia la búsqueda de identidad por parte del magisterio; las razones que se esgrimieron fueron su función, experiencia y formación especializada, así como su lucha por el monopolio de la profesión y sobre el ámbito institucional de su desempeño. Esta búsqueda estaba íntimamente relacionada con el reclamo de su territorio institucional.
Las escuelas normales fueron, al mismo tiempo, nidos conservadores y cuna de revolucionarios. Ya fuesen unos u otros, lo cierto es que los maestros en servicio, normalistas o no, fueron transformados por la Revolución.
Los maestros fueron a la Revolución. No hubo estado o grupo revolucionario que no contara en sus filas con más de un maestro, e incluso los contaron por decenas.
En la capital de la república los universitarios, sobresalieron como opositores y críticos al gobierno de Madero y una vez caído fueron funcionarios, aliados y panegiristas del gobierno de Huerta. En cambio, los maestros de escuela eran menos críticos ante el poder constituido –estuviese encabezado por Díaz, Madero o Huerta- porque desde las últimas décadas del siglo XIX, los maestros primarios eran miembros de una profesión de Estado. Los maestros primarios tuvieron un menor desprecio que los universitarios hacia los “iletrados”, “ignorantes” y, a veces, “salvajes” jefes revolucionarios.
Los maestros pudieron incorporarse con mayor facilidad que los universitarios al discurso revolucionario y posrevolucionario. Los jefes y gobiernos revolucionarios decidieron contrarrestar la oposición de los universitarios por distintas vías. Durante, y sobre todo después de la Revolución, el papel del magisterio ha sido exaltado por casi todos los candidatos a los puestos de representación popular en sus campañas electorales.
Francisco Xavier Guerra destaca el papel del magisterio en la víspera y durante la Revolución. Los maestros enrolados en la Revolución constituyeron un grupo mucho más numeroso que el resto de los profesionistas: sin embargo, su participación fue quizá menor en el periodo prerrevolucionario. Guerra sugiere que los maestros del centro y del sur del país se incorporaron hasta después del triunfo de la Revolución, además que destaca la influencia de Rébsamen en la Revolución. El enrolamiento masivo del magisterio ocurrió después, cuando realmente empieza la Revolución, es decir, cuando empieza la lucha armada contra el gobierno de Huerta.
La situación del magisterio en el D.F. era peculiar, los maestros gozaban de mayor estabilidad, tanto en el empleo como en el pago de sus sueldos, que el resto de sus compañeros en el país.
Uno más de los cambios efectuados en la instrucción pública estuvo determinado por el arribo a la presidencia de Francisco I. Madero.
Fueron pocos los maestros del D.F. que se sumaron a la rebelión maderista y menos todavía los que cuestionaron el régimen de Huerta o que se rebelaron contra él; casi todos continuaron prestando sus servicios hasta los últimos días del gobierno de Huerta. La mayoría de los maestros de la capital de la república no fueron a la Revolución. La mayoría entró a la Revolución hasta después: en los últimos días de Huerta en el poder y, sobre todo, luego de su derrota, durante la guerra de facciones.
Los normalistas siempre quisieron ser distintos y ser como los universitarios: querían constituir un grupo profesional diferente al resto de los profesionistas; querían tener su propio campo de actividad, sus propias funciones y sus propias normas de ingreso, de permanencia y de movilidad profesional, pero al mismo tiempo pretendían gozar de un status semejante al de los universitarios.
Justo Sierra rechazó la propuesta que realizaron, señalando que no debía olvidarse que la enseñanza normal era un asunto de directa incumbencia del Estado, crucial para el cumplimiento del precepto de instrucción obligatoria, por lo que no podía pasar a formar parte de una universidad que, para realizar su cometido, requería un considerable margen de autonomía en sus asuntos internos. La enseñanza normal o la formación de profesores de primaria era asunto de Estado; en cambio, la educación superior y la investigación científica, aunque también le interesaban al Estado, sólo podrían desarrollarse si gozaban de un amplio margen de libertad en su organización y funcionamiento. Sin duda había distinción entre los normalistas y universitarios.
Otra de las diferencias de los normalistas y los universitarios es que los primeros eran profesionistas prácticamente condenados a trabajar para el Estado, en cambio los profesores universitarios eran profesionistas libres que podían o no ingresar al servicio público. En su lucha por conseguir su identidad profesional, los normalistas obtuvieron logros importantes, aunque por otro lado afrontaron algunas modificaciones que se realizaron en su campo de trabajo…

domingo, 30 de agosto de 2009

LOS NÚMEROS FAVORECEN A LAS MINORÍAS, Mílada Bazant

Es difícil hacer un buen juicio cuando el desconocimiento está por encima de nuestros criterios, aún en condiciones adversas, la ideología no se puede categorizar o evaluar y mucho menos impugnar la realidad de la persona seleccionada al azar.
Leyendo el texto de Mílada Bazant me encuentro con interesantes datos y aportaciones acerca del porfiriato, en particular, lo sucedido en este periodo en cuanto al ámbito educativo. Por lo que entendí, Porfirio Díaz realizó un cambio radical, creó una nueva forma ideológica de percibir la demanda educativa, ofertó métodos de enseñanza; expandió los servicios a las zonas rurales, de manera que los indígenas se vieron beneficiados, hubo creaciones, reformas y nuevas formas de concebir la igualdad social de los individuos, al igual que las cifras de analfabetismo disminuyeron gracias al apoyo que se ofreció en los estados en materia educativa.
Una vez identificada la problemática en las poblaciones rurales, se priorizó la educación a los campesinos o indígenas, debido a que supusieron que esta era la forma de aprovechar sus fuerzas, conocimientos o destrezas de dichos individuos para luego explotarlos socialmente. De alguna forma esta paradoja nos lleva a pensar que se les ofertó la educación a los indígenas a cambio de obtener su mano de obra y sin la culpa o remordimiento de abandonarlos y dejarlos a su perdición –en el aspecto educativo- claramente.
Se atendió gran cantidad de zonas que las cifras aumentaron, colocándose las escuelas rurales por encima de las escuelas urbanas, así también, los maestros que atendían estos centros eran recompensados monetaria y materialmente, de alguna forma, el papel del maestro era muy valorado y a la vez bien pagado; comparándolo con la actualidad puedo decir que esa característica perdió su consolidación en la sociedad y, el docente sólo se limita a recibir lo aprobado por el gobierno – lo cual no es algo desmesurado- como en los tiempos del porfiriato.


Este periodo aportó grandes logros como ya lo comenté debido a que se deslumbró el interés por educar al indio, considerando que la educación era el único medio de adaptarlo a la sociedad, aunque algunos diferían y veían el acto como inútil, puesto que pensaban que de nada servía ofrecerle educación si el sujeto iba trabajar siempre en el campo, es decir, no progresaría o haría uso de los conocimientos que pudieran sembrarle en el centro educativo…pero yo pienso, acaso ¿pierde algo el individuo en adquirir dichos saberes?, siento que esa ideología que predominaba en los hombres citados en la lectura es egoísta, absurda e infantil; no niego que en ocasiones en los lugares rurales, marginados y con extrema pobreza los individuos no avanzan, ya que se cierran al mundo, se limitan o deciden ponerse límites en cuanto a la superación personal y social, sin embargo, hay algunos, unos cuantos que esto o más no significa un obstáculo para crecer intelectualmente, progresar para el bien suyo y de la comunidad de donde proviene… entonces, ¿es justo marcar diferencias o discriminaciones en la educación ofrecida en una zona urbana y en una rural?. Puesto que en cada persona existe un impulso, el cual lo hace responsable de lo que decide, el que busca ir más allá lo hará sin importar las barreras que se lo opongan, y el que no, simplemente será un conformista…
En la lectura se plantea que los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas fueron los menos alfabetizados, debido a su característica bilingüe. Actualmente pienso que la situación de los estados del sur sigue siendo precaria por lo mismo, por la desigualdad de oportunidades, por la desconsideración de las características que envuelven a su gente, mismas que son un obstáculo (pero no más que eso), lo cierto es que lo ven como una cortina de hierro que se niegan a penetrar los gobiernos o autoridades.
Siguiendo con el análisis, se plantea que uno de los problemas que impidió el logro o aprovechamiento educacional fue la escasa asistencia de los alumnos a la escuela, la problemática económica de las familias y del gobierno, aunado a la implícita desigualdad o discriminación de oportunidades de hombres y mujeres. Lo que sucede después es de relevancia trascendente, ya que el aumento de presupuesto a la educación permitió mejoras o acondicionamiento de las aulas, es decir, relacionándolo con el ahora, se puede observar que cuando el gobierno o estado disponen recursos, las condiciones de la sociedad se alzan, hay un reacomodo en la forma de vida, una mejor concepción o aceptación a la manera de percibir el proceso educativo…
No quisiera añadir una conclusión puesto que lo estudiado es tan solo una fracción de las acciones del gobierno porfirista y del liderazgo que mostró este personaje durante el tiempo que estuvo en el cargo; aunque sí puedo mencionar que me llamó la atención la visión de Porfirio Díaz en relación a la educación, el cambió que ejecutó en distintas dimensiones, las oportunidades que creó, su preocupación en la preparación ideológica de la sociedad… las ideologías que tenía, las decisiones, pensamientos, sentimientos o demás sugestiones ocultas o inaccesibles de su persona, que sin duda fueron primordiales para lograr el cambio del que se le hace acreedor…