Sólo lo mejor...

  • Afro Samurai
  • Death note
  • Elfen Lied
  • Gantz
  • Great Teacher Onizuka (GTO)

viernes, 12 de febrero de 2010

UNA CHICA ESPECIAL

Lleno de odio y desprecio;
desvelo mis días fingidos,
evocando esos recuerdos
que han quedado en el olvido,
¿Cuál era su nombre?
no logro definirlo.
Fue solo un instante
y esta noche no he dormido;
recordando a esa chica especial,
de quien quedé locamente perdido.
Intentando encontrarle sentido
a lo que llaman respiro;
así me encuentro mientras escribo,
en este cuarto vacío.
Tan linda y tan inocente
no es la característica de esa mujer;
danzante como cada día,
pasea por calles desiertas,
me incorporo enseguida y la miro,
tan bella, radiante y prohibida,
temida por sus desprecios y huidas.
Ninguno se atreve a dirigirle un cumplido;
y antes de lanzarle un suspiro,
necesito aire para recobrar el sentido,
ella sonríe notando mis latidos ,
presurosos y angustiantes
de mi corazón enloquecido
y, aunque quiero disimularlo
me evidencia ante sus oídos.
Tocando su cabello lacio pestañea;
y pasando la mano por sus ojos,
como si no existiera
se retira poco a poco.
Quiero detenerla y hablarle;
notando mi exasperación por no conseguirlo,
de sus labios despide una frase que me deja confundido,
“me gustas, ¿Quieres andar conmigo?” me pregunta,
para mis adentros sonrío, muevo la cabeza y respiro.
Luego de un silencio sepulcral me animo;
lo siento le digo, no es mi intención despreciarte,
pero no le hallo sentido a ser tu mimo,
eres sólo belleza física pero cerebro vacío,
ante la impresión da media vuelta
y continúa su trayecto baldío.
Pasan los camiones y veo su mirada;
en las ventanillas está grabada,
como un loco, la alucino interminablemente,
está adonde quiera que voy, en lo que hago, en lo que escribo,
es un poema para mi vida,
una bebida adictiva, la nicotina de mis días,
deseo mezclarme en sus labios
y darle cuenta que la quiero conmigo.
Sin exagerar la pinto a cada minuto;
en la esquina de mi cuarto, en los pasos que recorro,
en la añoranza de encontrarla y susurrarle al oído:
¿Quieres andar conmigo? y,
con cierto aire frío, esperando que no me devuelva el cumplido.